EL SUEÑO AMERICANO

 Por: Daniela Karim García Gallardo, 5° Cuatrimestre


Huyendo de su país, con el sueño de mejorar su situación económica, animados y engañados por quienes los cruzan de contrabando, arriba de una camioneta, a oscuras, sin saber por dónde van o a quienes se encontrarán en el camino; hombres, mujeres, jóvenes, niños, bebés en brazos, sintiendo como poco a poco el oxígeno se va terminando, sudando y sin comer, con una mochila llena de esperanza, ropa y algunas monedas.

¿Qué hay del otro lado?

Dólares, trabajo, oportunidades, el sueño americano siempre se lee como una utopía, pues quienes se arriesgan a irse están desesperados por la situación económica de su país, por las desigualdades sociales y los conflictos que estas siempre crean, tienen hambre, quieren regresar unos años más tarde con dinero, volver a ver a los familiares que dejaron, disfrutando del fruto de su esfuerzo, dejar un legado en el que las oportunidades no falten para quien quiere salir adelante.

El traslado es guiado a través de un pollero, si se tiene el suficiente dinero para obtener un lugar entre el grupo de personas que intentarán cruzar, porque aunque parezca broma, entre polleros hay diversos tipos de viajes como en todo, entre menos pagues menos beneficios obtienes y se vuelve más arriesgado el intento, pues según datos de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de los Estados Unidos,  si pagas mil 500 dólares, tienes que cruzar por tus propios medios el Río Bravo, para después ser transportados en la cajuela de un auto a alguna ciudad cercana bajo condiciones precarias, en cambio si el pago es por 7 mil dólares, son transportados en balsas por el Río Bravo, una vez en el país del norte son trasladados en camionetas más grandes, se les brinda alojamiento y comida durante varios días en casas de seguridad, para después ser llevados a su destino.

Si las cosas no salen bien, si el pollero está coludido con algún cartel, si en medio de la caminata alguien los ataca, los asalta o los desaparece, ¿dónde los buscas?  En el ‘mejor’ de los casos, son llevados a un centro de detención por la patrulla  fronteriza, dónde los dejan incomunicados y el maltrato no pasa desapercibido. En el 2019 algunos padres enviaban a sus hijos solos a EE.UU, porque anteriormente sólo se deportaban a las familias a México, pero no a los menores que llegaban solos y este escenario se sigue repitiendo, esperando que los más pequeños puedan tener verdaderas oportunidades. Hasta diciembre de 2020 según los datos del gobierno señalan que el 28% de los menores que entraron desde 2014, recibieron protección de las cortes de Estados Unidos.



Niños migrantes en un centro de detención, @LosÁngelesTimes


La situación es triste y fuerte, queriendo encontrar en otro país, lo que no encuentras en tu patria, porque desafortunadamente comer siempre será una necesidad, pero cuando hablo acerca del hambre, va más allá de la necesidad por tener lleno el estómago, me refiero al hambre de querer salir adelante, de trabajar donde sea, cómo sea y en las condiciones que sean con tal de mantener a flote los gastos, los sueños y la esperanza.


Fuentes consultadas:

http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0187-73722012000100001

https://cnnespanol.cnn.com/video/ninos-migrantes-frontera-eeuu-mex-asilo-biden-trump-nat-pkg-original-redaccion-mexico/

https://www.milenio.com/politica/migrantes-pagan-140-mil-pesos-cruzar-frontera




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